A diferencia de muchas filmaciones dónde las ciudades futuras aparecen colapsadas de infraestructuras distópicas, atiborradas de personas y llenas de violencia, Black Mirror nos muestra una línea quizás mucho más cercana y austera - mucho más en relación con las tendencias actuales de la arquitectura.
La serie de televisión británica creada por Charlie Brooker, actualmente emitida por Netflix, evidencia un porvenir físico más bien sencillo donde parte de los avances pasan más por las capacidades de los dispositivos tecnológicos en sí que otra cosa, y ante todo, recordando como estos podrían afectar nuestras vidas.
Situado en la Avenida Paulista, el Edificio Tres Marias de Abelardo Riedy de Souza concluido en 1956, con un interior de apartamento reformado por la oficina Piratininga Arquitetos en 2009, fue suficiente para atraer el interés del equipo de producción por su impresionante vista que ofrece hacia la avenida más emblemática de la ciudad. Sus materiales están expuestos, poniendo el ojo en sus interesantes objetos dignos de un anticuario.
Pero ya no en pleno centro de la ciudad, el caso de “La casa del desierto” aparece como uno de los escenarios en los capítulos nuevos de la quinta temporada, siendo un emplazamiento ideal para escapar del mundo “conectado”.
"Desafiando a la naturaleza y proyectada para funcionar en el que está considerado uno de los lugares más adversos y extremos de Europa, el desierto de Gorafe (Granada), se levanta sobre una estructura de madera y está completamente acristalada con los vidrios eficientes Guardian Glass. En tan sólo 20m2 se distribuyen dormitorio, baño y zona de estar. Un espacio suficiente que mira directamente al paisaje y que cuenta, además, con un sistema de filtrado de agua, otro de producción de energía y un conjunto de paneles solares fotovoltaicos."
De cierta manera, en ambos casos, esta síntesis es interesante en el sentido de que últimamente ya no estamos tan lejos de comenzar a incorporar las nuevas tecnologías de realidad virtual y aumentada en nuestra vida cotidiana (o por lo menos en la construcción de arquitectura). Hace pocos años ya se hablaba que muchos de los objetos físicos actuales podrían ser simples representaciones de realidad aumentada o virtual. No parece muy lejano entonces, que las imaginaciones del futuro de la arquitectura pudieran llegar a este punto donde servirían de "descanso físico", o sea, un marco real para hacerle frente a lo virtual.
Es que trayendo un pensamiento más cercano a lo que estas realidades pueden presentarnos en el futuro, ejemplos sobran, como Keiichi Matsuda a través de su proyecto HYPER-REALITY, que nos demuestra "una nueva visión provocativa y caleidoscópica del futuro, donde las realidades físicas y virtuales se fusionaron". Algo no tan lejos de lo que ya vivimos con los smartphones y otros sistemas tecnológicos.
Entonces, ¿Cuál crees que será el futuro de la arquitectura?